dilluns, 28 de març del 2016

Dilluns de Pasqua: el dia de la MONA





L’existència de la 'mona' entesa com una menja dolça pròpia del dia de Pasqua Florida està documentada almenys des del segle XV, tot i que hom sospita que es remunta a més antic. La forma i composició d’aquest pastís, que la tradició dicta que els padrins han de regalar en aquesta data als seus fillols, ha variat molt amb el temps. Sembla que antigament, quan es feia a casa, tenia forma de tortell i era feta amb pasta de pa, possiblement una mica més pastada i enriquida. Fins ben entrat el segle XX s’hi posaven ous durs amb la closca pintada, un per cada any de l’infant a qui li era lliurada. En alguns llocs el pastís tenia forma de ninot amb les cames eixarrancades i amb l’ou a la boca o al ventre, fet que alguns han interpretat com la supervivència d’un antic culte a la fecunditat. Les mones actuals del Principat, fetes amb una base de pa de pessic, mantega i xocolata, i adornades amb plomalls, fruita confitada i ous o altres figures de xocolata, no es van començar a fer fins al segle XIX.

(Roger Costa, www.sapiens.cat)


Mona tradicional





Mona actual





Una tradició nostra




Que vagi de gust i Bona Pasqua!!! :D

(Imatges extretes de diverses fonts d´internet)



divendres, 25 de març del 2016

Divendres Sant a Tarragona



Majestuositat, 
tradició, art, 
sentiment, passió... 
en un marc únic i incomparable


Aquí en teniu un petit tast: 






















Nota: totes les fotos són extretes de la web http://setmanasantatgn.blogspot.com/, excepte la “Salutació dels armats” (1a imatge), que és de collita pròpia.



dilluns, 21 de març del 2016

El ruiseñor, de Kristin Hannah




Título: El ruiseñor
Autor: Kristin Hannah
Sello: SUMA
ISBN: 9788483658956; Fecha publicación: 02/2016
Páginas: 589


Sinopsis


Francia, 1939. En el tranquilo pueblo de Carriveau, Vianne Mauriac se despide de su marido, Antoine, que debe marchar al frente. Ella no cree que los nazis vayan a invadir Francia, pero lo hacen, con batallones de soldados marchando por las calles, con caravanas de camiones y tanques, con aviones que llenan los cielos y lanzan bombas sobre los inocentes. Cuando un capitán alemán requisa la casa de Vianne, ella y su hija deben convivir con el enemigo o arriesgarse a perderlo todo. Sin comida ni dinero ni esperanza, Vianne se ve obligada a tomar decisiones cada vez más difíciles para sobrevivir.

La hermana de Vianne, Isabelle, es una joven rebelde de dieciocho años que busca un propósito para su vida con toda la temeraria pasión de la juventud. Mientras miles de parisinos escapan de la ciudad ante la inminente llegada de los alemanes, Isabelle se encuentra con Gaëton, un partisano que cree que los franceses pueden luchar contra los nazis desde dentro de Francia. Isabelle se enamora completamente pero, tras sentirse traicionada, decide unirse a la Resistencia. Sin detenerse nunca para mirar atrás, Isabelle arriesgará su vida una y otra vez para salvar a otros.


En el amor descubrimos quiénes queremos ser.

En la guerra descubrimos quiénes somos en realidad. 


MI OPINIÓN


La única manera de empezar mi reseña es con la boca abierta (imaginaros el emoticono en cuestión). Ha sido una lectura absolutamente épica, un viaje impresionante que me ha cautivado desde la primera hasta la última página con una fuerza desbordante y una escritura bellísima. No creo que llegue a olvidar nunca este libro, ya que el final ha sido tan poderoso, tan sobrecogedor, que mientras leía las últimas 10 páginas no podía parar de llorar  y, días después de terminar mi lectura, todavía no puedo dejar de pensar en ella.


Antes que nada, debemos tener en cuenta que la Segunda Guerra Mundial es una de las pocas guerras que realmente afectó a todos los países del mundo y que no hay demasiadas novelas de este momento narradas desde el punto de vista femenino, y menos en la Francia ocupada. De ahí mucha parte del mérito de esta obra y de su escritora.


Mientras que los hombres sufrieron grandes dificultades durante la guerra (este hecho no lo vamos a negar, al contrario) El Ruiseñor nos cuenta la guerra particular de las mujeres. Madres, hijas, hermanas, esposas... Ésta es la historia de su fuerza, su resistencia, su sacrificio y su coraje. Así, sabemos que muchas de ellas no sólo se dedicaron a esperar a que sus hombres volvieran, sino que decidieron correr muchos riesgos (y muy peligrosos) para salvar tantas vidas como pudieran.


Ubicado en la víspera de la ocupación nazi de Francia, El ruiseñor detalla las experiencias vividas en la guerra por dos hermanas poseedoras de dos personalidades (a priori) totalmente opuestas. La hermana mayor, Vianne, maestra, responsable y cumplidora de las normas, dócil, complaciente, asustadiza y tímida, está casada y es madre de una niña, Sophie. Sólo puede pensar en el momento en que su marido regresará de la guerra para intentar recuperar la idílica vida que tenían. La hermana menor, Isabelle, la rebelde, audaz, impetuosa y temeraria, obligada desde una temprana edad a valerse por sí misma, busca activamente oportunidades para contribuir a La Resistencia y luchar activamente contra el enemigo.


Meses después de la partida de Antoine (el marido de Vianne), sin noticias aún de él y con su situación cada vez peor después de que Francia se rindiera a Alemania, la vida de Vianne y de Sophie vuelve a cambiar cuando un joven oficial alemán requisa su casa y entra a vivir con ellas. Ante las dificultades que van surgiendo, ambas hacen todo lo que pueden para sobrevivir (especialmente Vianne, protegiendo a su hija), y orar por el retorno seguro de Antoine.


Isabelle es de naturaleza franca y rebelde y no está dispuesta a someterse a ningún tipo de regla. Se niega rotundamente a aceptar la rendición de Francia a pesar de los ruegos de su hermana, decide seguir sus impulsos, huye y se encuentra con un joven llamado Gaetan, del cual se enamora perdidamente. Gaetan es de la opinión de que los franceses pueden luchar contra los nazis desde el interior de Francia. Y así, Isabelle se une a La Resistencia, un grupo clandestino, poniendo en riesgo su vida (y más de una vez la de sus seres queridos) para ayudar a la causa e intentar salvar a otras personas.


Muchos lectores se pueden sentir frustrados con Vianne en el comienzo de El ruiseñor, pero a medida que vamos avanzando en la historia, descubrimos un crecimiento espectacular del personaje que me ha encantado y la verdad es que se puede entender perfectamente por qué actuó al principio de una forma más pasiva que su hermana Isabelle. Vianne tiene una hija que cuidar y un oficial alemán vive en su casa, vigilándola constantemente, así que en conjunto, tiene muchísimo más que perder. Con el paso del tiempo, Vianne encuentra otras formas de "resistir" que son igual de válidas que las de su hermana. Acaba demostrando lo realmente valiente que es y lo mucho que llega a arriesgarse por el bien del prójimo, salvando a 19 niños judíos


Quien también evoluciona de una manera brutal durante el libro y a consecuencia de las vivencias de la guerra es Isabelle: se convierte en una mujer joven madura y desinteresada poseedora de un “corazón de león”, y al final aprende a valorar el tesoro que suponen el hogar y la familia.


Los lectores nos encontramos contínuamente preguntándonos cómo reaccionaríamos si nos pusieran en la situación de Isabelle o si nos enfrentáramos a los terribles dilemas y alternativas que tiene Vianne. Acabamos identificándonos con las maneras de luchar de las dos hermanas: una, casada y con una hija; la otra, soltera, impulsiva, con los ideales de la juventud... Más de una vez he intentado evaluar si yo misma hubiera tenido el temple de sobrevivir en estas circunstancias... Duro, muy duro. Al final, las dos hermanas (cada una a su manera pero igual de heroicas las dos) nos demuestran el peligro, el trauma, el miedo, el dolor, y la determinación brutal que millones de mujeres tuvieron que padecer para mantener a sus familias intactas y vivas durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial.


El amor entre las dos hermanas es el punto fuerte de la novela ya que, por mucho que pasen y a pesar de sus diferencias, siempre prevalece y es su gran nexo de unión. Su madre ya lo predijo: realmente, aunque puedan parecer tan diferentes a primera vista, se parecen mucho más de lo que creen...


Algunas escenas de la novela son difíciles de leer, ya que son muy dolorosas y pueden provocarnos repulsión, rabia, impotencia, lágrimas, asco, sufrimiento... pero tenemos que pensar que esta historia tiene lugar durante una guerra brutal. Nos encontramos de bruces con el racionamiento de alimentos, la violencia, furia y crueldad innecesarias del ejército alemán, un constante estado de ansiedad y pánico, combates sangrientos, la deportación de los judíos, campos de prisioneros, golpes y heridas de muerte, enfermedades, una hambruna terrible, grandes sacrificios... pero también con esperanza y supervivencia. 


Como cualquier buena novela histórica, El ruiseñor detalla algunos elementos poco conocidos de la Segunda Guerra Mundial. La autora pone especial atención en describir la ocupación nazi de las ciudades y pueblos franceses, así como en el relato de la resistencia y su creciente éxito en la lucha contra los nazis desde el interior de su propio territorio ocupado. Gran parte de la historia se produce dentro del pequeño pueblo de Vianne, Carriveau, que se convierte así en un microcosmos de toda Francia.


La pluma de Kristin Hannah es una de las mejores que he leído nunca, extraordinariamente vívida y evocadora. En su narrativa de capítulos cortos escrita en tercera persona, he sentido como si realmente estuviera allí mismo con Vianne, Isabelle, Sophie... Tal era la fuerza de las emociones transmitidas y las vívidas descripciones del entorno en el que se mueven. Ha hecho un grandísimo trabajo de caracterización de los personajes. En conclusión, El ruiseñor de Kristin Hannah es una espectacular pieza de ficción histórica que nadie tendría que dejar escapar.


Antes de terminar, me gustaría resaltar algunas citas:

“La villa medieval dominaba una ladera boscosa de color verde intenso. Parecía que hubiera salido del escaparate de una pastelería, un castillo labrado en almíbar, con ventanas de algodón de azúcar y postigos del color de las manzanas de caramelo.” (pág. 33) Éste es el mundo idílico en el que vivían Vianne y su familia antes de la guerra.

“¿Por qué era tan fácil para los hombres hacer en la vida lo que quisieran y, en cambio, era tan difícil para las mujeres”? (Isabelle, pág. 60)

“Ha cantado el ruiseñor.” (pág. 300)

“Estaban unidas por una amistad tan inquebrantable que quizás era lo único en lo que podían seguir creyendo.” (pág. 318) (La gran importancia de la amistad entre Vianne y Rachel)

“De vuelta en París, bajó del tren entre un tropel de personas de ojos apagados y ropas oscuras que parecían salidas de un cuadro de Edvard Munch.” (pág. 325) (Impersonalidad, pérdida de identidad, dolor... Todo esto lo provoca la guerra.)

“Estaba muy cansada de ser fuerte.” (Vianne, pág. 356)

“No había manera de proteger a su hija de todo el mal que las rodeaba. Imposible.” (Vianne, pág. 363)

El final de El ruiseñor es un canto a la esperanza y al amor. Así acaba el libro:

“Las heridas se cierran. El amor perdura. Permanecemos.” (pág. 586)






NOTA: Muchas gracias a Albanta, Laky y Laura por la organización de esta Lectura Conjunta de la que tantísimo he disfrutado; muchas gracias también a Suma de Letras por el envío de ejemplares y, cómo no, a todos los participantes por haberla hecho tan rica, amena e interesante. ¡Un abrazo a tod@s!




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